lunes, noviembre 27, 2006

Amlorgásmico

Nudo gordiano

Por: Yuriria Sierra
21/11/2006

"Triste, desangelado, necio… y anorgásmico". Esa fue la descripción de botepronto que me hizo un querido amigo mío que acudió ayer al acto de autoproclamación de López Obrador. Anorgásmico, dijo él. Amlorgásmico, pensé yo. Ahí donde no hay placer alguno. Y pensé que la mayoría de las mujeres que sufren de ese padecimiento (que son incapaces de alcanzar el orgasmo en una relación sexual) es porque: 1) tienen parejas que no se ocupan más que de su propio placer o sufren de disfunción eréctil o eyaculación precoz o bien porque, 2), son mujeres que desconocen su propia anatomía y, 3), asocian la actividad sexual con cuestiones de moralidad y experimentan sentimientos de culpa. Y entonces confirmé: sí, amlorgásmico. Va el diagnósitico:

1. Pareja egoísta, disfuncional o precoz. Como su nombre lo indica, la autoproclamación de Andrés Manuel fue algo muy parecido a un puro ejercicio de onanismo. El Peje, viviendo su propia fantasía (una que tiene mucho que ver con el poder y el exhibicionismo), ha optado por demostrar que él y sólo él es el macho alfa de la jungla. Que nadie más que él hable, que nadie más que él disponga, que nadie más que él porte el fetiche del deseo: una banda presidencial hecha a la medida de sus proyecciones (o por decirlo con decencia: a la medida de lo que él cree que es su medida). López Obrador: su placer es el único que importa; su discurso, sólo su propia voz endulzándole el oído; sus sueños de "grandeza" (sin albur) placeados en el Zócalo capitalino; los demás (los ahí presentes) son la parte de utilería necesaria para toda fantasía hecha realidad. Los demás (los ausentes) son el enemigo que potencia y da sentido a la virilidad violenta y manifiesta: el macho alfa existe en la medida en que es más fuerte que el otro, en que puede derrotarlo robándole a las hembras, ocupando su territorio y asustándolo con gritos que lleguen a todos los confines de la jungla.

Ahora bien: si la realidad desmiente a la fantasía porque es disfuncional y no levanta o, por el contrario, porque su ansiedad de poder terminó rápidamente en el relato poselectoral de una precoz incontinencia, siempre se podrá argumentar que aquí alguien más es el culpable. Cualquier compló, antes que admitir que el macho… terminó en machote.

2. Desconocimiento de la propia anatomía. La otra causa de la anorgasmia, también es aplicable a la amlorgasmia. Así como las mujeres en ocasiones son anorgásmicas porque desconocen su propio cuerpo y sus posibilidades de placer (y están tan sólo esperando a que alguien más se las revele), así las masas de lopezobradoristas. Incapaces de conocer, reconocer y ejercitar sus posibilidades de empoderamiento, se quedan nomás ahí tendiditas (en una pasividad expectante, se diría) en la plancha del Zócalo, esperando que su caudillo las lleve a las máximas cúspides del placer… Y nada. Esa ha sido la tragedia histórica de la masa mejor conocida como "pueblo": que han estado, por los siglos de los siglos, esperando al amante que les haga justicia, que las revele —ante ellas mismas— como algo más que una entidad anónima e inerte, como algo más que un cuerpo amorfo y sin la identidad más elemental de todas: la de su propio deseo. El discurso pretende moldearlo, diseñarlo e incluso imponerlo, hasta que la masa termina por creer que ese extraño sentimiento de dependencia (del caudillo representando al "otro") debe ser aquello que llaman "placer".

3. Sentimiento de culpa. Típico de algunas mujeres anorgásmicas y también de la izquierda mexicana. Y particularmente del PRD. Deslindarse del caudillo provoca profundos momentos de culpabilidad. Así pues, sí, también en este sentido, el acto de ayer: amlorgásmico…